La precipitación, en términos estrictamente meteorológicos, es un proceso mediante el cual vuelve a tierra, en forma líquida o sólida, el agua que de ella había salido.
Las gotitas de agua y cristales de hielo que forman las nubes son tan minúsculos que el efecto de la gravedad sobre ellos es mínimo.
Las corrientes de aire mueven y elevan las gotitas; además, se producen colisiones entre ellas, determinando que las más grandes, cuyo desplazamiento es más lento, engrosen de tamaño hasta que, venciendo la resistencia del aire, caen por su peso.
Para que pueda haber precipitación, la gota tiene que aumentar de tamaño alrededor de un millón de veces.
Cuando existen simultáneamente gotitas y pequeñísimos cristales de hielo, algunas de las gotitas se reevaporan, vuelven a condensarse y se congelan sobre los cristales, que van creciendo hasta caer en forma de nieve o granizo.
Clases de precipitaciones
Si en las nubes puede considerarse el agua químicamente pura, al caer la lluvia arrastra polvo atmosférico y productos nitrosos y amoniacales del aire para depositarlos en la tierra. Ello explica el poder fertilizante del agua de lluvia.
Cuando el vapor de agua se condensa a temperatura inferior a 0°, pasa directamente al estado sólido. Si la condensación es lenta y progresiva origina la nieve. Si al caer la nieve encuentra capas de aire a 0° o a temperaturas inmediatamente superiores, los cristalitos de hielo se vuelven húmedos y, en virtud de la película de agua, se aglomeran y sueldan entre sí, formando copos más o menos grandes.
La temperatura de las nubes para que se forme la nieve debe encontrarse entre los —10° y los —20° C. A gran altura (-40°) la nieve se produce sin necesidad de hallarse el aire sobresaturado de humedad.
La nieve refleja muy bien la luz y su visión constante afecta a los ojos y hasta puede ocasionar la ceguera. Aunque la ventisca no es una precipitación, merece ser mencionada, porque se produce con frecuencia en las zonas nevadas de la montaña.
El viento fuerte o huracanado levanta la nieve blanda en forma de nubes de polvo blanco, dificultando y hasta impidiendo la visibilidad, a la vez que la cara y las partes del cuerpo descubiertas tienen que soportar los rigores de la nieve proyectada violentamente.
La nieve se acumula en los lugares bajos o resguardados, en los que cobra espesores notables (ventisqueros).
La ventisca en la montaña viene a representar lo que las nubes de arena en el desierto. El pedrisco, formado por la soldadura de unos granizos con otros, puede llegar a constituir un peligro, ya que su tamaño oscila entre los 5 y los 50 mm y aún más de diámetro. Siempre acompaña a una tormenta fuerte y de duración prolongada, no presentándose a temperaturas inferiores a 0° C. La caída de pedrisco en nuestras latitudes es frecuente en primavera y verano, rara vez en invierno; en cambio, el granizo es más frecuente en éste.
Otros fenómenos acuosos
Entre los fenómenos de simple condensación, además de las nubes, la niebla y la neblina, son de considerar el relente, el rocío y la escarcha. Y a los fenómenos de congelación ya citados se deben añadir también la helada, la congelación de la nieve, la cencellada, la lluvia helada y el engelamiento.
El relente se produce por el rápido enfriamiento de la atmósfera en las madrugadas de noches claras y tranquilas, condensándose rápidamente el vapor de agua en el seno del aire, sin llegar a formar nubes, provocando la caída de gotas gruesas, aisladas y poco numerosas.
El rocío está formado por gotas de agua que se depositan sobre la parte superior de las superficies horizontales, a causa de la condensación del vapor de agua. Se observa sobre todo al amanecer, después de noches despejadas y en calma, en el verano, con más frecuencia en primavera, y ofrece su máximo en otoño.
Cuando la temperatura es inferior a 0°, el vapor de agua pasa directamente al estado sólido y, en vez de rocío, aparecen diminutos cristales de hielo, que se denominan escarcha.
Cuando la humedad contenida en la superficie terrestre se congela, da origen a una costra resbaladiza que se denomina helada. Cuando esta congelación afecta al agua resultante de la fusión de las capas superficiales de la nieve, se forma entonces un bloque de hielo compacto y duro, que puede persistir largo tiempo en condiciones favorables (heleros).
Este fenómeno puede alcanzar grandes proporciones en determinadas regiones montañosas cubiertas de nieve (neveros) y muy especialmente en las vertientes norte de las grandes cumbres con nieves perpetuas (glaciares), que pueden producir, en la época estival, peligrosos agrietamientos y despreúdimientos de grandes bloques de hielo, con arrastre de piedras.
Cuando existe niebla o neblina a menos de 0° de temperatura, basta que las gotitas de agua toquen un cuerpo sólido para que se adhieran a él en forma de capas blancas y brillantes de cristales de hielo, denominándose al fenómeno "cencellada".
Cuando las gotas de lluvia, a menos de cero grados de temperatura, tocan un objeto, se hielan, formando en las superficies capas de hielo que toman la forma de chupones de hielo en las ramas de los árboles y cables de conducción eléctrica.
Se denomina "engelamiento" a las adherencias de hielo que sé depositan sobre las alas, palas de las hélices, carenas de los motores y, en general, sobre los órganos de la estructura de los aviones, cuando atraviesan nubes altas o cortinas de lluvia con temperaturas entre los 0° y los 10° bajo cero. Este fenómeno, parecido a la cencellada y a la lluvia helada, constituye un grave peligro para el vuelo, pues supone una sobrecarga, desequilibra los aparatos e impide el normal funcionamiento de los mandos.
MASAS DE AIRE
Se define como "masa de aire" a "una inmensa cantidad de aire cuyas propiedades físicas, especialmente la humedad y la temperatura, se mantienen con relativa uniformidad en todos los puntos situados en un mismo plano horizontal".
Cuando el aire permanece por largo tiempo bajo condiciones fijas, la superficie de estancamiento sobre la que se engendra se denomina "región origen" o "manantial". De la naturaleza de ésta depende que el aire sea seco o húmedo, frío o cálido. Por ejemplo, una masa de aire formada sobre Siberia, en invierno, será fría y seca, mientras que otra formada sobre el Atlántico central, en verano, será húmeda y caliente.
Las regiones normales de formación constante de masas de aire son las polares y las ecuatoriales. Estas masas de aire no constituyen unidades permanentes ni invariables, sino que se desplazan poniéndose en contacto con otras masas sedentarias o emigrantes y experimentando cambios en sus propiedades.
Clasificación de las masas de aire
Se clasifican atendiendo a su temperatura, humedad y estabilidad:
— Por su temperatura:
• De aire frío: Artica (A) y Polar (P).
• De aire cálido: Tropical (T) y Ecuatorial (E).
— Por la humedad:
• Marítima (m), húmeda.
• Continental (c), seca.
— Por la estabilidad:
• Estable (w).
• Inestable (k).
Las masas de aire y Europa
Las masas de aire que afectan directamente a Europa, son:
— mPk = marítima polar inestable. Es fría y se mueve hacía nuestro continente en verano. Origina nubes cumuliformes de inestabilidad atmosférica, con descenso de la temperatura, chubascos y tormentas.
— mPw = marítima polar estable. Como la anterior, en invierno. Tiende a suavizar la temperatura continental y presenta gran nubosidad a baja altura, con precipitaciones de nieve o llovizna en grandes extensiones.
— mTk = marítima tropical inestable. Se engendra durante el verano; origina fenómenos parecidos a los de la mPk, pero menos intensos.
— mTw = marítima tropical estable. Como la anterior, si bien durante el invierno. Cielos cubiertos, produciéndose temporales de lluvia a su paso.
— cTk = continental tropical inestable. Es seca y de frío extremado, produciendo poca nubosidad y escasas precipitaciones, pero sí gran des-censo de las temperaturas.
— cTw = continental tropical estable. Es más cálida, por lo que ocasiona aumento de la temperatura, manteniéndose la escasez de nubes y de precipitaciones.
FRENTES
Cuando dos masas de aire se ponen en contacto no se mezclan, sino que quedan separadas por una zona de transición llamada "frente". Sabido es que el aire frío, más denso y pesado, tiende siempre a introducirse como una cuña para quedar por debajo del caliente. De ahí que al enfrentarse dos masas de aire será lo normal que una empuje a la otra, y en todo caso el tiempo en la zona frontera será inestable o tormentoso; es decir, que todos los frentes van acompañados de perturbaciones que ocasionan mal tiempo.
Clases de frentes:
— Si es una masa de aire frío la que avanza, se tiene un frente frío.
— Si la que empuja es una masa de aire caliente, nos hallamos ante un frente caliente.
FRENTE FRÍO
En el hemisferio Norte, la mayoría de los frentes fríos siguen una dirección NE.-SW. y se desplazan hacia el E. o SE. Generalmente, avanzan a una velocidad de unos 30 km/h, con mayor rapidez en invierno que en verano.
Cuando el aire caliente es húmedo y estable, las precipitaciones son moderadas; si es inestable, las lluvias son torrenciales. Cuando el aire caliente es seco, no suele haber apenas nubosidad.
Cuando es el aire frío el que resulta húmedo y estable, persiste una cubierta de nubes estratiformes o niebla a continuación del paso del frente; si es inestable, se producirán chubascos durante algún tiempo después del paso del frente.
FRENTE CALIENTE
En el hemisferio Norte estos frentes van seguidos, generalmente, por frentes fríos, calculándose su velocidad de avance en la mitad de la de éstos. Cuando el frente frío alcanza al caliente se forma un frente doble que se denomina "frente ocluido", cuyos efectos de mal tiempo son superiores a los de cualquiera de sus dos componentes.
Cuando el aire caliente es húmedo y estable, se produce una precipitación ligera; cuando es inestable, se originan fuertes aguaceros, alternando con llovizna.
FRENTE ESTACIONARIO
Es el que no se mueve o lo hace muy despacio.
Las condiciones del tiempo son muy parecidas a las de los frentes cálidos, pero algo más débiles. En estos frentes la lluvia puede durar muchos días.
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