sábado, 18 de marzo de 2023

LAS 100 PLANTAS VENENOSAS MÁS COMUNES. ¡MUCHO CUIDADO!


En una situación de supervivencia hay que evitar a toda costa el caer heridos o enfermos por los problemas que trae consigo ante la escasez o falta de medicamentos. 

Las plantas venenosas son un peligro latente, ya que pueden llegar a ocasionar graves enfermedades e incluso la muerte. Por ello se deben adoptar medidas extremas de precaución, desechando todas aquellas que no se conozcan. 

En la instrucción de supervivencia se debe prestar la misma atención al conocimiento de las comestibles que al de las venenosas.

Las plantas venenosas 
más comunes son:

1. Tejo (Taxus baccata). El principio activo del tejo, la taxina, que es venenosa, se encuentra en las raíces, ramas, hojas y semillas, es decir, en todos sus órganos, salvo en la cúpula carnosa y roja que rodea la simiente.

2. Sabina (Juniperus sabina). La esencia de sabina, tanto de los gálbulos como de las sumidades tiernas, es muy irritante, y no sólo inflama las mucosas, sino incluso la piel.

3. Muérdago. Es tóxico para el hombre, variando su toxicidad según el árbol en que se cría.

4. Hierba carmín (Phytolacca americana). Tóxica, principalmente sus frutos.

5. Saponaria (Saponaria officinalis). Contiene principios tóxicos.

6. Neguilla (Agrostemma githago). Se cría entre las mieses, por lo que al recoger éstas se pueden recolectar también neguillas. La simiente contiene un principio activo que pasa a través del intestino y se absorbe con gran facilidad. Al mezclarse en la harina comunica al pan un sabor amargo y desagradable.

7. Ricino (Ricinus communis). Sus semillas contienen un principio tóxico, llamado ricina. El aceite obtenido de estas semillas se somete a la acción del calor con objeto de destruir y separar la ricina.

8. Lechetrezna, euforbia (Euphorbia). Existen numerosas especies. Toda la planta es tóxica.

9. Boj (Buxus sempervirens). Es tóxico, pudiendo llegar a producir la muerte.

10. Aristoloquia redonda (Aristolochia rotunda). El tubérculo de esta planta contiene el alcaloide tóxico llamado aristoloquina.

11. Clematítide (Aristolochia clematitis). El principio activo de la raíz de la aristoloquia, que también se halla en las semillas y en los vástagos; es un tóxico de los capilares.

12. Peonia (Paeonia officinalis). Probablemente esta especie contiene principios tóxicos, como acontece con frecuencia en las plantas de esta familia las ranunculáceas.

13. Eléboros (Helleborus). Sus distintas especies, el eléboro fétido (helleborus foetidus), llamado también "hierba de ballesteros"; eléboro verde (helleborus viridis), y eléboro negro (helleborus niget), son tóxicos.

14. Aguileña (Aquilegia vulgaris). Existen también otras especies de aquilegias; son tóxicas todas ellas.

15. Hierba de San Cristóbal. Especie tóxica.

16. Arañuela (Nigella damascena). Sus semillas se emplean como especia en el Próximo Oriente, pero conviene prescindir de ella.

17. Acónito (Aconitum napellus). Además de ésta existen varias especies más. La aconitina, presente en las raíces, tallos y hojas, es el más tóxico de todos los alcaloides, y en relación con su dosis letal, es el veneno más activo; basta un miligramo de aconitina para determinar graves manifestaciones tóxicas, y 3 ó 4 mg son dosis mortales.

18. Albarraz (Delphinium staphisagria). Las semillas de albarraz contienen gran cantidad de aceite y hasta 1,30 por 100 de alcaloides. El principal de ellos es la llamada delfinina, semejante a la aconitina, no sólo desde el punto de vista químico, sino por la manera de actuar sobre el organismo humano. Ambos alcaloides influyen sobre el sistema nervioso central, primero excitándolo y luego paralizándolo progresivamente, sobre todo los centros respiratorios, hasta producir la muerte por asfixia.

19. Anémone (Anemone). Sus distintas especies, hepática (anemone hepatita); pulsatila (anemone pulsatilla); nemorosa (anemone nemorosa), y hierba centella (anemone palmata), son todas tóxicas.

20. Clemátide (Clematis). Tanto la clemátide (clematis vitalba), como la clemátide flámula (ciernatis flammula), son sumamente irritantes al ponerlas frescas y machacadas sobre la piel. Al secarse pierden esta propiedad.

21. Sardonia (Ranunculus sceleratus). Tóxica. Es el más temible de los ranúnculus.

22. Adonis (Adonis). Tanto la adonis vernal (adonis vernalis), como la adonis pyrenaica, tienen propiedades parecidas a las de la digital, o dicho con mayor exactitud, a las de la escila.

23. Adormidera (Papaver somniferum). La cápsulas recolectadas antes de alcanzar la madurez son peligrosísimas, porque contienen todavía principios activos en notable proporción.

24. Celidonia (Chelidonium majus). Especie tóxica.

25. Berraza (Heloscyadium nodiflorum). Fácil de confundir con el berro por su aspecto y el lugar donde se cría, aunque de sabor distinto. La berraza es tóxica.

26. Lauroceraso (Prunus lauro-cerasus). Las hojas contienen el glucósido llamado prulaurasina, el cual, mediante el fermento conocido con el nombre de prunasa, produce ácido cianhídrico. Las hojas jóvenes contienen más prulaurasina que las viejas. Especie tóxica.

27. Almendro (Prunus amygdalus). Las almendras amargas contienen un 0,25 por 100 de su peso en ácido cianhídrico; hay personas más sensibles que otras a este tóxico; ciertos adultos, con 10 almendras amargas tienen bastante para sufrir accidentes graves, y doblando la cantidad pueden sucumbir.

28. Melocotonero (Prunus persica). A pesar de la excelencia de su fruto, el melocotón, sus flores en infusión pueden ser realmente tóxicas, lo mismo que las semillas y las hojas.

29. Albaricoquero (Prunus armeniaca). Hay albaricoques, los llamados de hueso dulce, que tienen la almendra comestible; en general, sin embargo, lo mismo que la del melocotonero, es amarga y contiene amigdalina, la cual, mediante la emulsina, produce ácido cianhídrico.

30. Hediondo (Anagyris foetida). Las semillas son vomitivas y tóxicas.

31. Gayomba (Spartium junceum). Todos sus órganos contienen el alcaloide citisina, muy tóxico.

32. Tojo (Ulex europaeus). Sus semillas son tóxicas.

33. Espantalobos (Colutea arborescens). Especie tóxica.

34. Torvisco (Daphne gnidium). Es un purgante tan enérgico que no es recomendable ni aun extremando la prudencia. Al exterior actúa produciendo gran inflamación de la piel, hasta producir ampollas al cabo de dos días de tenerla aplicada.

35. Mezéreon (Daphne mezereum). La parte activa del mezéreon es la misma materia resinosa del torvisco, sumamente inflamatoria, que se localiza de manera principal en la parte interna de la corteza, aunque existe también en las hojas y en los frutos. Menos 30 g de hojas desecadas son suficientes para matar un caballo. Los frutos se han utilizado para exterminar animales como lobos y zorros.

36. Lauréola (Daphne laureola). Igual que las dos especies anteriores, aunque su acción es algo más atenuada.

37. Bufalaga (Thymelaea tinctoria). Igual que las tres especies anteriores.

38. Aleluya (Oxalis acetosella). Contiene ácido oxálico. No conviene abusar de esta planta, porque la sal de acedera es tóxica.

39. Ruda (Ruta graveolens). Su toxicidad puede acarrear graves consecuencias e incluso la muerte. Existen otras rudas, como la ruta chalepensis, con sus dos variedades: la ruta angustifolia y la ruta bracteosa; y la ruda montesina (ruta montana). Todas ellas de las mismas características.

40. Díctamo blanco (Dictamnus albur). Contiene un alcaloide, la dictamina, que es tóxico.

41. Zumaque (Rhus coriaria). Alguna vez ha sido causa de intoxicaciones. Recién cogidos, los frutos son asimismo dañinos.

42. Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum). Su fruto es tóxico.

43. Emborrachacabras (Coriaria myrtifolia). El hombre es extremadamente sensible al veneno del alcaloide coríaria, muy tóxico. Existe el peligro de confundir sus frutos con los de la zarzamora.

44. Evónimo (Evonymus europaeus). En la corteza de las ramas y, sobre todo, en la de las raíces y en los frutos, se halla el glucósido evonimina, que actúa sobre el corazón a manera de los digitálicos. Si se comen los frutos se producen cólicos, con abundantes diarreas, seguidos de desfallecimientos y convulsiones, y el paciente acaba muriendo. Las intoxicaciones por haber comido tales frutos han de tratarse lo mismo que las de digital.

45. Acebo (Ilex aquifolium). Sus frutos son purgantes y, a mayores dosis, vomitivos. Son peligrosos para los niños, a los cuales han producido accidentes mortales.

46. Espino cerval (Rhamnus cathartica). Los frutos suelen producir dolores, cólicos y abundantes diarreas, salvo cuando se toman a dosis muy pequeñas.

47. Espino de tintes (Rhamnus infectoria). Los frutos son purgantes, lo mismo que los del espino cerval.

48. Cornejo (Cornus sanguinea). Evitar comer sus frutos.

49. Hiedra (Hedera helix). Los frutos y las hojas actúan como vomitivos y purgantes, siendo tóxicos para el hombre. Todos estos efectos se atribuyen a la hederina, y se manifiestan con vómitos, diarreas y congestión de las meninges.

50. Nabo del diablo (Oenanthe crocata). Muy tóxica.

51. Hidrocótila (Hydrocotyle vulgaris). Planta tóxica.

52. Cicuta (Conium maculatum). Los principios activos de la cicuta son sus alcaloides, los cuales no sólo actúan cuando se administra la planta por vía bucal, sino que son capaces de atravesar la piel. Tales principios activos se encuentran principalmente en los frutos aún no maduros; las hojas contienen cuatro veces menos, y las raíces una cantidad mucho menor.

53. Belesa (Plumbago europaea). Rubefaciente y vesicante. Tanto las hojas como la raíz, frescas, machacadas y aplicadas sobre la piel, producen una gran inflamación de la misma, hasta levantar ampollas.

54. Murajes (Anagallis arvensis). Contiene dos glucósidos que producen intensas inflamaciones cutáneas, particularmente en las mucosas.

55. Pamporcino (Cyclamen balearicum). Recién cogido o todavía fresco, el tubérculo de pamporcino es un purgante violento y un vomitivo. 

56. Rododendro (Rhododendron ferrugineum). A dosis elevadas, las hojas del rododentro provocan diarreas y vómitos, y a un cierto estado de sopor, a la manera de los estupefacientes.

57. Arándano negro (Vaccinium uliginosum). Sus frutos, comidos en cantidad, llegan a producir dolor de cabeza y vómitos.

58. Berza marina (Calystegia soldanella). Es purgante y, a menudo, llega a irritar intensamente.

59. Verrucaria (Heliotropium europaeum). La raíz y las semillas de esta planta contienen un alcaloide líquido, la cinoglosina, que es tóxica.

60. Belladona (Atropa belladonna). Tanto la raíz como el tallo, las hojas y los frutos, contienen principalmente el alcaloide hiosciamina, acompañado de cantidades menores de otro alcaloide parecido, la atropina. El primero actúa con mayor intensidad. En el organismo humano ambos alcaloides comienzan paralizando el vago y otros nervios parasimpáticos. Los primeros síntomas de la intoxicación aparecen pronto, al cabo de un cuarto de hora o media hora. Comienzan por una gran sequedad en la garganta, acompañada de intensa sed; la deglución no es posible; las pupilas se dilatan y la vista se enturbia, al paso que los ojos se abrillantan. El intoxicado siente vértigos y desvanecimientos; las pulsaciones se hacen más frecuentes, y si la intoxicación es grave, cae en estado de inconsciencia y, alucinado, delira. Finalmente puede sobrevenir el coma y morir por parálisis respiratoria. 

Lo más urgente es lavarles el estómago y darles carbón animal en suspensión acuosa ( de 20 a 40 g de carbón en 0,25 ó 0,5 en 1 de agua), para que el carbón absorba los alcaloides. A falta de carbón absorbente, puede provocarse el vómito hurgando suavemente en la faringe con una pluma o con los dedos; el agua tibia, como es sabido, es mejor. Así provocado el vómito, hay que procurar que se repita varias veces.

61. Beleño (Hyoscyamus). Existen dos especies, el beleño negro (hyoscyamus niger) y el beleño blanco (hyoscyamus albus), con los mismos principios activos, aunque en este último actúan con menos virulencia. Estos principios son los mismos que los de la belladona. Su acción se dirige principalmente sobre el simpático. Generalmente sus intoxicaciones se producen por comer los frutos o las hojas en ensalada de hierbas silvestres. Así como la intoxicación con belladona provoca en el paciente actitudes de furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes, la ocasionada por el beleño es más tranquila, y el intoxicado busca la calma y aun trata de conciliar el sueño. La intoxicación se trata como la de la belladona.

62. Hierba mora, tomatillos del diablo (Solanum nigrum). Su principio activo es la solanina contenida en el tallo, las hojas y los fru-tos. Cuando se absorbe en bastante cantidad es tóxica.

63. Dulcamara (Solanum dulcamara). Aunque existen vacilaciones en cuanto a su toxicidad, la prudencia aconseja desecharla.

64. Tomatera (Solanum lycopersicum). Al comer los tomates hay que procurar eliminar los inmaduros, de color enteramente verde, por la toxicidad de la solanina que contienen.

65. Patata (Solanum tuberosum). Los vástagos y los frutos de la patata contienen solanina. Los tubérculos carecen de ella o sólo la contienen en cantidades muy pequeñas, alrededor de las yemas o de los ojos de las mismas. Vale más prescindir de los tallos, hojas y flores. La intoxicación produce malestar general y dolor de cabeza, con fiebre y pulso acelerado, vómitos y diarreas.

66. Mandrágora (Mandragora autumnalis). Entre sus principios activos se encuentran la hiosciamina, escopolamina, atropina, etc. Su toxicidad es análoga a la del beleño y la belladona, más o menos modificadas.

67. Estramonio (Datura straminium). Su alcaloide más importante es la hiosciamina, que se distribuye por un igual en las raíces, las hojas y las semillas. La intoxicación produce síntomas parecidos a los de la belladona, y debe tratarse de la misma manera.

68. Métel (Datura metel). Su alcaloide principal es la escopolamina, con pequeñas cantidades de hiosciamina y atropina. La intoxicación es igual a la del estramonio.

69. Tabaco (Nicotiana tabacum). Su principio activo más importante es la nicotina, la cual es tóxica en grado sumo, y se absorbe con gran facilidad a través de la piel y aún más por las mucosas. El jugo de tabaco era uno de tantos tóxicos empleados por los indios americanos para envenenar las flechas. La acción farmacológica de la nicotina comienza estimulando el sistema nervioso central y el vegetativo, pero acaba obrando a la manera del curare, es decir, produciendo parálisis. La intoxicación aguda, seguida de muerte, se produce por paralización del centro respiratorio. El corazón retarda su marcha; la presión sanguínea, que disminuye al principio, se recobra pronto y aumenta después; la respiración se hace con más pausa, y luego con dificultad; la pupila, que se reduce prontamente, se dilata más tarde. El perro sucumbe con una o dos gotas de nicotina. En general, por lo que atañe al hombre, se consideran mortíferas las dosis de 50 a 60 miligramos.

70. Gracíola (Gratiola officinalis). Puede producir intoxicaciones graves, que se manifiestan por vómitos violentos y dolorosos cólicos con pérdidas de sangre, intensa inflamación de los riñones, arritmia y respiración dificil, el colapso y la muerte, al parecer por parálisis respiratoria. Contra esta intoxicación hay que abstenerse de utilizar vomitivos y purgantes; conviene limpiar las vías digestivas con lavados gástricos e intestinales y finalmente estimulantes.

71. Digital (Digitalis). Existen tres especies: la digital (digitalis purpurea); la digital amarilla (digitalis lutea) y la corrigia (digitalis obscura). Su toxicidad se debe a la acción de la digital, que provoca parálisis cardíaca.

72. Salvia (Salvia officinalis). Su esencia es tóxica.

73. Hisopo (Hyssopus officinalis). El principal componente del hisopo es su esencia, que, en la planta seca, puede llegar a la proporción del 2 por 100. Es gratamente aromática, pero tóxica, y provoca fenómenos epilépticos cuando se absorbe en cantidad excesiva.

74. Adelfa (Nerium oleander). En las hojas de la adelfa se encuentran sustancias digitálicas, por lo que su toxicidad es análoga.

75. Vencetósigo (Cynanchum vincetoxicum). Planta tóxica, purgante y vomitiva. 

76. Aligustre (Ligustrum vulgare). Conviene evitar sus bayas. 

77. Yezgo (Sambucus ebulus). Sus frutos han producido intoxicaciones mortales. 

78. Viburnos (Vibumum). Existen varias especies: durillo (viburnum tinus); lantana (viburnum lantana) y bola de nieve (viburnum opulus), conviene desechar todas ellas, sobre todo sus frutos.

79. Madreselva (Lonicera periclymenum). Sus frutos son tóxicos.

80. Nueza (Bryonia dioica). Su raíz contiene los glucósidos brionina y brionidina, ambos muy irritantes. Absorbidos por vía bucal, actúan como paralizantes del sistema nervioso central y como vasodilatadores. El jugo de la raíz es rubefaciente y vesicante. Administrado por vía gástrica y a dosis excesivas produce vómitos, cólicos, diarreas con evacuaciones de sangre; a dosis aún mayores, inflama los riñones, da vértigos, gran excitación nerviosa, hasta producir la paralización del sistema nervioso central y, finalmente, la muerte.

81. Cohombrillo amargo (Ecballium elaterium). La riqueza en principios activos varía según el grado de maduración del fruto y la época en que se recoge; en pleno verano es mucho más activo. 

82. Coloquíntida (Citrullus colocynthis). Su pulpa es un purgante violentísimo. Bastan de 2 a 5 g para matar a un hombre.

83. Matacaballos (Lobelia urens). Como su nombre indica es mejor abstenerse de ella, ya que es tóxica.

84. Ajenjo (Artemisia absinthium). Contiene cantidades variables de esencia que, más tarde o más temprano, producen una serie de síntomas que se conocen por el nombre de absintismo. Comienzan agudizando la sensibilidad, que no sólo se exalta, sino que muchas veces, como la sensación del tacto, llegan a hacerse dolorosas. A esta exaltación dolorosa sucede una insensibilidad general, con fenómenos de tipo epiléptico y graves alteraciones de las facultades mentales. 

85. Ajenjo marino (Artemisia maritima). Esta especie es tóxica a dosis elevadas, más de 10 g, a causa de la santonina que contiene, produciéndose la muerte por asfixia.

86. Arnica (Arnica montana). Especie tóxica.

87. Cardo yesquero (Echinops ritro). Los frutos contienen 0,50 por 100 de un alcaloide tóxico, la equinopsina, que actúa de manera parecida a como lo hacen la estricnina y la brucina. 

88. Salsifí (Tragopogon porrifolius). Sus frutos son tóxicos.

89. Cólquico (Colchicum autumnale). El producto más importante de esta planta es la llamada colquicina, que tiene la virtud de dilatar los capilares sanguíneos, que pueden resultar notoriamente dañados. A dosis mayores ejerce una acción paralizante sobre el sistema nervioso central. Rebasadas las dosis toleradas, sobreviene la muerte por paralización del sistema respiratorio, lo cual suele acontecer con notable retardo, a veces hasta cinco horas después de la ingestión de la droga.

90. Vedegambre (Veratrum album). Su rizoma es muy tóxico. Su nombre popular "hierba de ballesteros" se debe a que antiguamente se utilizaba para emponzoñar las flechas. 

91. Escila (Urginea maritima). Su bulbo es tóxico.

92. Sello de Salomón (Polygonatum odoratum). Sus frutos son tóxicos.

93. Convalaria (Convallaria majalis). El principio activo más importante de esta especie es la covalatoxina, que es muy tóxica.

94. Uva de raposa (Paris quadrifolia). Sus principios activos se localizan principalmente en el rizoma y en el fruto, y pueden producir envenenamientos, sobre todo por la ingestión de los frutos; éstos son de sabor desagradable. 

95. Narciso (Narcissus pseudo-narcissus). Contiene un alcaloide, la llamada narcisina, que se localiza, por lo menos de manera preferente, en el bulbo, y que es muy tóxico, actuando como paralizante.

96. Lirio hediondo (Iris foetidissima). Es mejor evitarlo, ya que tanto su rizoma como su fruto son un fuerte purgante.

97. Nueza negra (Tamus communis). Especie tóxica.

98. Cizaña (Lolium temelentum). Su principio activo se halla en los filamentos de un honguillo que vive dentro de los granos de esta planta cuando la cizaña está infectada, lo cual sucede en el 90 por 100 de los casos. Esta sustancia se llama temulina y es muy tóxica. Aparte el honguillo, parece que la cizaña puede contener asimismo materias tóxicas, por ejemplo, ácidos grasos y otras sustancias. Cuando estos granos se mezclan con los del trigo, comunican a la harina sus propiedades nocivas. Las intoxicaciones se manifiestan por perturbaciones del sistema nervioso y del aparato digestivo. Producen dolor de cabeza, vértigos, zumbido de oídos, entorpecimiento de la lengua, que tiembla y dificulta el habla, la deglución y la respiración; al propio tiempo, el paciente se siente amodorrado; a veces delira; en otros casos se producen vómitos o diarrea, y, a menudo, una gran postración, sudores fríos y cierto temblor de todos los miembros. La muerte suele ocurrir por parálisis de la función respiratoria. Se recomienda combatir este envenenamiento provocando el vómito sin vomitivos, por el simple cosquilleo en la campanilla, y dando gran cantidad de infusión de manzanilla tibia; después del vómito se administra agua con zumo de limón o vino muy aguado y vinagre, bien azucaradas ambas bebidas.

99. Aro (Arum italicum). Sus rizomas tuberosos frescos son tóxicos, y su toxicidad se atribuye a una sustancia que se descompone y desaparece con facilidad por la acción del calor o por la desecación. Destruido aquel principio acre, lo tubérculos son comestibles. Este principio venenoso se halla también en las hojas y en los frutos. Para combatir las intoxicaciones producidas por haber comido los frutos, se aconseja vaciar el estómago e intestino, dar a beber aceite y administrarlo también en lavativas; y, al propio tiempo que se mantiene bien caliente al intoxicado, suministrarle leche, té o café, con abundante carbón animal.

100. Dragontea (Arum dracunculus). A su tubérculo y hojas se le atribuyen los mismos efectos que los descritos para el aro. 

OBSERVACIÓN: Existen plantas como la acedera (rumer acetosa) o el berro (nastartium qfficinale) que, siendo comestibles, no conviene abusar de ellas.




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