Tratado lo referente al agua y a las sales, la comida es la segunda necesidad vital del hombre. Es obvio comentar su importancia.
Sabido es que las energías dependen en forma proporcional del régimen alimentario que se observe. Se puede pasar mucho tiempo sin comer; pero, a menos que sea en casos excepcionales, se debe comer con regularidad. De qué y cómo alimentarse es accidental; lo importante es hacerlo.
En el campo hay comida si se sabe encontrar. Previendo lo que pueda suceder, al menor indicio de que se pueda quedar aislado, obsérvense las siguientes normas:
Dividir los recursos en tres partes: dos para la primera mitad del recorrido y una para la segunda, teniendo en cuenta la capacidad de conservación de los alimentos.
— Si no se dispone de agua, evítense las comidas fuertes.
— Evitar los trabajos y esfuerzos grandes.
— Es conveniente una comida fuerte al día y, si es posible, caliente.
— No se debe desperdiciar nada que después pudiera ser necesario.
— Atención a todo aquello que pueda suponer un aumento de la despensa.
— En igualdad de condiciones, desechar los alimentos que no se conozcan, prefiriendo los conocidos.
— Una vez que se tenga la certeza de que un alimento es comestible, debe olvidarse el concepto "sabor" y adoptar el concepto "sobrevivir".
ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL
Tienen estos alimentos poco poder calórico, por lo que hay que consumir cantidades considerables para satisfacer las mínimas necesidades de sostenimiento; por el contrario, son una fuente considerable de vitaminas y sales minerales.
Todas las hortalizas pueden ser consumidas bien cocidas o crudas (independientemente del sabor); de ellas se pueden consumir las hojas, los tallos, los bulbos o raíces. Se deben excluir las hojas de la patata y del tomate, pues contienen un componente tóxico.
La ventaja de cocerlas es que el alimento se esteriliza, es más digestible y se puede consumir en mayor cantidad. Los granos de las leguminosas: guisantes, habas, judías, lentejas, etc., son particularmente nutritivos. Lo mismo que lo son los granos de los cereales: trigo, cebada, avena, centeno, maíz, etc.; pueden consumirse cocidos en forma de sopa, macerados o germinados, evitando en lo posible el consumirlos crudos.
Los vegetales silvestres tienen gran importancia por tratarse de vegetales comestibles, que pueden ser encontrados en los bosques, lechos de los ríos, prados, etc., y que no requieren su búsqueda en lugares cultivados y habitados. Por lo general, las plantas silvestres pueden ser consumidas crudas.
No todas las plantas, en su estado natural, son de agradable sabor, pero en circunstancias de supervivencia no habrá otra opción. Sobre algunas se puede tener la duda de si son o no comestibles; siempre que no se tenga la certeza, lo mejor es no comerlas. Se dan unas sencillas normas que pueden servir de ayuda:
— Si la planta despide un jugo lechoso, dejarla.
— Si cruda tiene un sabor picante, amargo o nauseabundo, no comerla.
Existen, aproximadamente, 120.000 especies de vegetales comestibles, lo que nos prueba la gran fuente de alimentos a los que podemos recurrir. Es conveniente recordar que el sabor excesivamente amargo se puede atenuar teniendo los vegetales varias horas en un baño de agua fría, y en todo caso, después de cocidos, enjuagar nuevamente con agua fría.
Una dieta vegetal, basada casi exclusivamente en plantas silvestres, puede tener efectos laxantes.
Las plantas silvestres comestibles más comunes agrupadas por familias (según el Dioscórides renovado, de Pío Font Quer) son:
1. Sargazo vejigoso (Fucus vesiculosus).
Formado por láminas acintadas, repetidamente ahorquilladas, de 1 a 1,5 cm de anchura, por en medio de las cuales discurre una vena realzada, y en la base del sargazo se forma un pedículo que sostiene el alga enhiesta y la sujeta a las rocas submarinas. De trecho en trecho, en sus frondes acintadas se forman abolladuras ovoidales llenas de aire que hacen de flotadores y mantienen erguido el sargazo. Se cría en las rocas sumergidas del Cantábrico y del Atlántico, desde el País Vasco hasta Andalucía.
Aprovechamiento.
En las costas anglosajonas, los habitantes del litoral lo comen a guisa de verdura.
2. Musgo de Irlanda (Chondrus crispus Stackhoeuse)
Esta especie es un alga que forma a modo de una hoja de 5 a 8 cm, dividida en numerosos segmentos ahorquillados, enteros, de 2 a 12 mm de anchura, unas veces dilatada transversalmente, otras, más angosta y más alta, crespa, de consistencia cartilaginosa y color rojo purpúreo en las algas ya hechas, o ligeramente violáceo cuando jóvenes.
Por su forma, el musgo de Irlanda viene a recordar el llamado liquen de Islandia. Se cría y forma a menudo extensos céspedes en las rocas submarinas del Cantábrico y del Atlántico, desde el golfo de Vizcaya hasta Andalucia.
Aprovechamiento.
Cortado y remojado sirve para producir jaleas con leche y miel. Siendo innocuo, puede echarse cuanta alga se quiera para dar a la jalea el punto deseado.
3. Pino piñonero (Pinus pinea)
De sobra conocido.
Aprovechamiento.
Sus piñones son comestibles.
4. Abedul (Betula verrucosa)
De sobra conocido por la blancura de su corteza, mucho más blanca que la del álamo temblón, con el cual, por sus muchas semejanza, se confunde a menudo. Sus flores nacen antes de que le broten las hojas, son muy pequeñitas, verdosas y se reúnen en gatillos o amentos colgantes.
Se cría en las riberas y humedales de todo el N. de la Península, así como en otras cordilleras de la mitad septentrional.
Aprovechamiento.
Se puede sangrar el árbol a fines de invierno, cuando la savia se mueve y se remonta por el árbol. Esta savia se puede tomar a voluntad. También se puede fermentar añadiéndole levadura de cerveza o de vino, con lo que se convierte en cerveza o en vino de abedul. Tanto fermentada como no, es una bebida ligera y de agradable sabor. No fermentada es además medicinal.
Para sangrar el árbol basta hacer una incisión en la parte mediana o superior del tronco, colocando debajo una vasija para recoger el jugo destilado.
5. Avellano (Corylus avellana)
Arbusto o, a lo sumo, arbolito, de sobra conocido. Tiene las ramitas nuevas cubiertas de una pelusilla corta. Sus hojas tienen una figura redondeada, con una escotadura en la base y una punta en su extremo; los bordes, sinuosos y con aserraduras puntiagudas y desiguales; muestran alguna aspereza al tocarlas y la nervadura es muy ostensible en la cara inferior.
Mucho antes de brotar las hojas nuevas, en enero, ya están en cierne los avellanos. Se cría en las montañas, mayormente en las umbrías y en lo hondo de las quiebras y barrancos de la mayor parte del país, pero es raro verlo hacia el Sur.
Aprovechamiento.
Las avellanas se comen, crudas o tostadas. También se prepara horchata de avellanas, previamente machacadas y con agua y azúcar.
6. Castaño (Castanea sativa)
Arbol de sobra conocido.
Aprovechamiento.
Su rico fruto se puede tomar natural, cocido, asado o dejado secar (pilonga).
De composición parecida al trigo, con su harina se puede hacer pan. Es fácil de confundir con el del castaño de Indias (tóxico).
7. Haya (Fagus silvatica)
Arbol de sobra conocido.
Aprovechamiento.
Sus hojas tiernas se pueden comer en ensalada. Su semilla, el hayuco, tiene un alto valor energético y proteico; su aceite, contenido en los hayucos, es rico en vitaminas, proteínas y sales. En todo caso, si, como se dice, los hayucos contienen principios tóxicos, éstos no se encuentran en el aceite, sino en el bagazo resultante de su extracción.
8. Roble, encina, alcornoque, coscoja, quejigo, melojo (diversas especies del género quercus: robur, ilex, suber, coccifera, faginea, pyrenaica)
Los tres primeros son árboles de sobra conocidos; los robles requieren climas lluviosos del Norte; la encina se halla en todas las comarcas peninsulares de clima seco, enrareciéndose mucho en el oeste y noroeste de la Península; el alcornoque puebla grandes extensiones de la vertiente atlántica peninsular, en la mitad occidental de nuestro país, así como en el nordeste de Cataluña.
La coscoja es un árbol verde todo el año, abundando en las tierras secas de la mayor parte de la Península.
El quejigo es el roble agallero por excelencia, pareciéndose a la encina por sus hojas más persistentes que las de los otros robles, si exceptuamos casos raros. Es frecuente en las zonas peninsulares de clima mediterráneo.
El melojo tiene las hojas blandas, como afelpadas en ambas caras, grandes y divididas en gajos profundos y lobulados. Es un roble atlántico que se extiende por la mayor parte de la Península.
Aprovechamiento.
Las cortezas son ricas en materias tánicas. Sus frutos, las bellotas, contienen fécula, azúcares, grasa, tanino, etc., y se comen como las castañas.
9. Nogal (Juglans regia)
Arbol de sobra conocido. Se le encuentra con preferencia en el fondo de los valles, en tierras profundas y arenosas, rehuyendo los sitios desabrigados y combatidos por vientos fuertes.
Aprovechamiento.
Tanto las hojas frescas como las nueces inmaduras son ricas en vitamina C, que pierden rápidamente por la desecación. Las hojas se pueden tomar a manera de té. Las nueces son un rico alimento; majadas y exprimidas se extrae aceite.
10. Moral (Morus nigra)
Arbol que crece hasta 15 m de altura, con grandes hojas hasta de 15 cm de anchura, redondeadas en la base o un poco acorazonadas, dentadas en los bordes y vellosas en los nervios del envés, sostenidas por un rabillo acanalado y de color verdinegro. Se cultiva en casi toda la Península, tanto en las comarcas lluviosas como en los regadíos, si el clima es seco.
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