lunes, 20 de marzo de 2023

INSTRUCCION Y PRÁCTICAS DE SUPERVIVENCIA



GENERALIDADES

La instrucción de supervivencia no debe ser patrimonio de ciertos individuos o Unidades; concierne a todas las personas, civiles y militares, sin distinción de grados ni empleos. 

Dicha instrucción no debe estar considerada como una disciplina particular; sino más bien como complemento de otras enseñanzas. 

El programa de instrucción de supervivencia debe abarcar los tres aspectos que se consideran básicos y fundamentales: 

— Psíquico. 

— Físico. 

— Técnico.

INSTRUCCION PSICOFISICA

Comenzará inicialmente en la vida diaria de las personas, acostumbrandoles a las personas y al soldado a la dureza y sacrificio de la vida en tales circunstancias. Posteriormente será objeto de instrucción específica acorde con las misiones y cometidos de las distintas personas, civiles y militares.

INSTRUCCION TECNICA

Será objeto de programación concreta, ya que la mayor parte de sus diferentes aspectos no están incluidos en los planes generales de instrucción. Constará de dos procesos complementarios:

1 . Proceso teórico-práctico. Se desarrollárá en sesiones teórico-prácticas, a lo largo de todo el período de instrucción, encaminadas a la adquisición de los conocimientos enumerados anteriormente. Es ideal disponer de un aula donde se ofrezcan a la vista, de forma amena y sencilla, las diversas especies animales (con láminas de sus huellas), vegetales, refugios, trampas, etc., utilizando maquetas y, cuando sea posible, el tamaño natural. 

En este primer proceso deberán utilizarse al máximo películas, diapositivas, fotografías y dibujos, que aportarán una gran ayuda a la enseñanza. 

Existen actividades de instrucción de las Unidades que permiten completar este proceso; así, un apartado como el conocimiento de las plantas, de indudable dificultad, puede desarrollarse durante marchas y recorridos topográficos, recogiendo muestras o simplemente reconociéndolas.

Prácticas

Este proceso deberá desarrollarse en el campo y será eminentemente práctico, aplicando los conocimientos teóricos sobre los recursos de la naturaleza y demás conceptos expuestos, tomando conciencia de la necesidad de una experiencia profunda de la vida en el campo y la realización de una experiencia personal que ponga a prueba la resistencia física y psíquica del individuo. 

Es importante que se llegue a la fase de prácticas con un nivel que permita la ejecución de los trabajos con relativa soltura. Asimismo, las prácticas deben iniciarse con abundancia de material, para ir sustituyéndolo por otro improvisado, o de circunstancias, al objeto de seguir una norma pedagógica. 

La duración de las mismas será variable, no pudiéndose señalar un número exacto de días, teniendo en cuenta que, si es demasiado corta, los individuos no llegarán a adquirir un conocimiento suficiente de lo que realizan; por el contrario, si es demasiado larga podrá hacerse monótona y, como consecuencia, habrá dejadez y abandono en los trabajos, perdiéndose el interés progresivamente.

Las prácticas tienen que ser dirigidas, ya que al ser un ejercicio de cierta dureza, el individuo, si no está controlado, tiende al abandono. Su inicio y desarrollo es conveniente enmarcarlo dentro de un ejercicio táctico en el que la supervivencia sea una situación lógica en la que se halla desembocado. Del mismo modo, la finalización de las mismas debe tener rasgos de incertidumbre por la carga de presión psicológica que supone para los individuos.

Previamente a la ocupación de la zona de prácticas, deberán darse los avisos pertinentes a las Autoridades de la misma, así como tomar contacto con las personas que vivan o transiten por ella, advirtiéndoles de la clase de ejercicio que se desarrolla. Este no deberá acarrear nunca la violación de las leyes y reglamentos en vigor, y muy en particular el derecho de propiedad. 

Antes de iniciar las prácticas se debe realizar una revista, al objeto de que el equipo sea el adecuado para las mismas. El horario estará en función de la época del año y de las particularidades que, a juicio del Director, se introduzcan en el programa. Algún día se puede alterar el horario normal, realizando los trabajos durante la noche y descansando durante el día. 

El número de hombres que debe componer cada Patrulla es de cuatro o cinco, no siendo recomendable reducirlo ni aumentarlo, por considerarse éste el idóneo para el reparto de los trabajos, siendo aconsejable la rotación de los mismos. 

Es importante respetar la distribución táctica de la Unidad, formando Patrullas con las Escuadras, mandadas por sus respectivos cabos, siendo ésta una ocasión inmejorable para que conozca a fondo a sus hombres. 

En la construcción de los refugios debe marcarse a cada Patrulla el tipo de refugio que debe construir, para que puedan contrastarlo entre sí y sirva de enseñanza. 

La obtención de recursos, tanto animales como vegetales, dependerá de factores tales como la estación del año y la clase de terreno, así como de la habilidad y astucia de los ejecutantes. Así pues, corresponde al Director de la supervivencia señalar los recursos que deben buscarse en cada caso. En el caso concreto de los recursos animales será preceptivo, normalmente, su sustitución por otros domésticos, tales como cerdos, conejos, gallinas y otros, parecidos a aquellos que podrían lograrse en una situación real, teniendo en cuenta las limitaciones de caza y pesca impuestas por la ley. 

Es necesario e importante hacer saber a los participantes el porqué de esos cambios. 

Se deben suministrar, en cantidades reducidas, algunos condimentos, al objeto de que sirvan de estímulo para consumir ciertas comidas, que si bien en un caso real se aceptarían, en las prácticas resultan poco agradables. Asi mismo, en los casos en que se entreguen como premio algunos alimentos (patatas, arroz, tomates, etc.), la cantidad debe graduarse de tal manera que no sirvan para sustituir a los recursos naturales. 

Es conveniente que se produzcan algunas alarmas, de día y de noche, con objeto de comprobar el tiempo de reacción y que todos conozcan los puntos de reunión. Al estar encuadrada la supervivencia dentro de una situación táctica, los participantes deben permanecer siempre alerta con todo el equipo recogido, las armas siempre encima y el servicio de seguridad montado. Se debe prestar una atención especial al cuidado de las armas, pasando revista de las mismas con frecuencia.

Los materiales necesarios para la construcción de refugios, trampas, etc., deben buscarse en lugares apartados del vivac, de manera que no afecten al enmascaramiento y ocultación del mismo. También se obligará a los ejecutantes a que los desplazamientos por la zona no se hagan siguiendo siempre los mismos itinerarios, para evitar que éstos queden marcados y resulten visibles, sobre todo desde el aire. 

Se mantendrá una limpieza escrupulosa, construyendo cada Patrulla un hoyo profundo para enterrar todos aquellos desperdicios que no se puedan hacer desaparecer por el fuego. 

El Mando que dirige las prácticas debe tener siempre presente que la finalidad principal de las mismas no es que los participantes pasen hambre y "sufran una supervivencia", sino la adquisición de una serie de conocimientos útiles, todo lo cual no excluye el tener que padecer ciertas incomodidades. 

La presencia del Mando en la zona de prácticas debe ser constante de día y de noche, sin constituir un agobio para el desarrollo de los trabajos y el normal desenvolvimiento de las Patrullas, pero atento a cualquier incidencia que pueda surgir.

ELECCION DE LA ZONA DE PRACTICAS

Su elección se realizará en función de que las prácticas se desarrollen en una zona o bien a lo largo de un itinerario. En ambos casos, se tendrán en cuenta los siguientes aspectos: 

— Clase de terreno en que se quiera realizar (alta montaña, montaña, llano, costa...). 

— Epoca del año. 

— Número de personas que vayan a realizar las prácticas. 

— Abundancia de recursos. 

— Incidencia en el hábitat natural. 

— Aislamiento de zonas habitadas. 

— Alejamiento de vías de comunicación. 

— Existencia de un río, arroyo, pantano o mar en las inmediaciones. 

— Posibilidad de evacuaciones rápidas.

MEDIDAS DE PRESION PSICOLOGICA

Un apartado muy importante lo constituyen las medidas de presión psicológica sobre los supervivientes.

Ante la imposibilidad de someter a los individuos a una situación real de supervivencia en zonas hostiles, deben articularse, durante las prácticas, situaciones de tensión provocadas por hechos o actuaciones arbitrarias. 

La información, convenientemente manipulada, constituye también un elemento desestabilizador de gran ayuda en este campo. No obstante, estas actuaciones deben vigilarse muy de cerca por el índice de riesgo que conllevan, pues determinados individuos de carácter débil o, pusilánime pueden resultar muy afectados psicológicamente. Son, además, un indicador inequívoco de las cualidades individuales de resistencia psíquica, fortaleza moral, capacidad de liderazgo y confianza en sí mismo. 

Como ejemplos orientativos se citan algunas acciones que pueden ser útiles en este campo. Todas ellas constituyen algunos de los numerosos casos que podrían plantearse a juicio del Director de la supervivencia.

ACCIONES PREVIAS A LAS PRACTICAS

Los individuos no deben conocer el comienzo del ejercicio, al objeto de mantenerlos en un estado de incertidumbre. 

Durante el movimiento hacia la zona de supervivencia, puede hacerse pasar a las Patrullas por lugares determinados que ofrezcan la posibilidad de coger alimentos (huertas, árboles frutales, etc.), habiéndolo prohibido con anterioridad. 

Se mantiene vigilada la zona pero sin evitar que las Patrullas los cojan. A continuación se las intercepta en un punto del itinerario, registrándolas; a aquellos que se les encuentre algo se les quita, así como parte de la ración de emergencia como castigo. Al ser muy probable que en la Patrulla haya habido diferentes opiniones sobre coger o no los alimentos, el resultado final será un factor desestabilizante en la misma. 

Si el clima no es excesivamente frío, puede realizarse la última parte del movimiento por algún curso de agua. El comenzar la supervivencia mojado supone una prueba y se observa rápidamente a los individuos que se sobreponen y a aquellos que adoptan una actitud derrotista.

ACCIONES EN LA ZONA DE PRACTICAS

Sobre la información, una vez en la zona de supervivencia, deben hacerse correr falsos rumores sobre el día de finalización de las prácticas. A pesar de que, de forma táctica, es sabida la duración aproximada, siempre se da crédito a los rumores que acortan su duración.

En cuanto a la información exterior, pueden retirarse todos los aparatos de radio y dar un parte diario, censurando o inventado las noticias según convenga.

Sobre los recursos

El tabaco puede racionarse desde el primer día. A los fumadores habituales, la abstención les crea un estado de ansiedad que los vuelve más nerviosos e irritables. 

Cuando se sospeche que alguna Patrulla, o miembro de la misma, ha consumido recursos sin someterlos a inspección, da muy buen resultado simular que alguien que ha tomado lo mismo ha sufrido una intoxicación. Es casi seguro que los que han faltado a las normas se presenten para comunicarlo. 

Si existen frutales o sembrados próximos a la zona de supervivencia, puede simularse un robo en los mismos, acusando después en general, y endureciendo el trato hasta que aparezca el culpable; como, lógicamente, no aparecerá, se crearán rumores sobre quién ha podido ser, desestabilizándose el grupo; lo mismo puede hacerse con piezas de carne o pescado que se cuelguen para orear o ahumar. 

A cada una de las Patrullas puede dársele uno de los animales que se vayan a sacrificar, encargándolos de su cuidado. Si a alguna se le muere o se le escapa, se les deja sin carne. Los individuos mantendrán en su poder la ración de emergencia, pasándose revistas periódicas para comprobar que no ha sido consumida.

Sobre premios y castigos. 

Los correctivos por faltas relacionadas con el desarrollo de las prácticas pueden imponerse restando parte de los recursos a la Patrulla en cuestión, aunque la falta haya sido cometida por un solo individuo en la misma; esto, por una parte, creará elementos de disensión en el seno de la Patrulla y, por otra, resaltará la importancia de trabajar en equipo. 

Del mismo modo, los premios o recompensas se pueden otorgar siempre a la Patrulla, aunque sean fruto de la labor de un solo individuo. 

Sobre la finalización de las prácticas ya hemos dicho que una de las ideas que obsesionará a los individuos desde el principio será el día de finalización de las prácticas, estando atentos a cualquier indicio que pueda señalarlo. 

Si la Unidad se ha desplazado en vehículos, o piensa regresar en ellos, es preceptivo que los conductores, si realizan las prácticas, las finalicen con anterioridad al resto del grupo, para poder recuperarse y realizar su función en buenas condiciones. Por ello, el hecho de sacarlos de la zona de supervivencia será tomado como un indicio de su finalización. A continuación, dejando pasar una noche, se vuelven a introducir en la zona, reintegrándolos con normalidad a las actividades. Esto será un golpe de gran efecto para la moral del grupo. 

También puede simularse alguna alarma en la que se recoja todo el equipo y se abandone el vivac, haciendo una pequeña marcha hasta algún lugar donde se encuentren estacionados los vehículos, dispuestos para partir. Después de embarcar al personal, se simula una contraorden y regresa todo el mundo a la zona de supervivencia. 

Durante el ejercicio final, si se incluye alguna marcha, puede simularse el final de la misma en un punto determinado. Se recorre una parte de itinerario en los vehículos y, a continuación, se vuelve a desembarcar y se efectúa una nueva marcha. Por corta que ésta sea, el hundimiento de la moral está garantizado.


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