miércoles, 29 de marzo de 2023

EL CÓDIGO DEL SUPERVIVIENTE


Las prácticas de supervivencia, importantes desde un punto de vista téc­nico para salvar vidas de pilotos, marinos y soldados, que en un caso real puedan naufragar o quedarse aislados sin medios de subsistencia, son también muy fructíferas para todos los miembros de las Fuerzas Armadas, tanto por los lazos de cohesión que se consiguen al realizarlas, como por el descu­brimiento individual de la necesidad de un Jefe y organización intergrupal, en mayor medida de lo que creían a priori y, sobre todo, para conocer mejor los límites de resistencia físicopsíquica, aprender a superarse a sí mismos, a vencer las dificultades y a dominar situaciones estresantes que ante un con­flicto se presentarían en mayor grado.

Este tipo de experiencias, en las que los individuos sufren directamente las inclemencias climatológicas y la privación de la mayoría de las comodi­dades a las que están acostumbrados en la sociedad actual, son una auténtica escuela para aprender el valor de las cosas sencillas (el fuego, el agua, la sal, la comida, el pan, los artilugios que ellos mismos se construyen, sustitutivos de los artículos de consumo, etc.), para hacer de la Naturaleza una aliada a la que no se debe temer, para saber convivir en grupo, organizarse el trabajo, fomentar el compañerismo y espíritu de la Unidad, autocontrolar su instinto de conservación, conocer sus propias posibilidades, experimentar la pérdida de la noción del tiempo y la tendencia a exagerar en la percepción de sensa­ciones anteriormente vividas.

En definitiva, las prácticas de supervivencia son positivas para cualquier Unidad, no sólo aquellas que pueden verse más afectadas, en un caso real, por tener un mayor riesgo de quedarse aisladas, sino para cualquier otra, por los múltiples beneficios que se obtienen:

— En tiempo de paz:

· Espíritu de unidad y fuerte cohesión entre los soldados.

· Compañerismo.

· Necesidad del Jefe y de la disciplina y organización.

· Descubrimiento de nuevas facetas de la personalidad.

· Respeto a la Naturaleza.

· Apreciar el valor de las cosas sencillas.

· Endurecimiento físico y psíquico.

— En caso de guerra:

· Vencer el instinto de conservación y el temor ante las situaciones adversas y reacciones del enemigo.

· Conocer mejor las propias posibilidades y limitaciones.

· Percibir las nuevas sensaciones estresantes de una forma más acorde con la realidad.

· Mantener la mente ocupada y una constante actividad para evitar el decaimiento de la moral.

· Conocer los efectos de la pérdida de la noción del tiempo en comba­tes continuados de varios días.

· No decaer ante cortes de suministros logísticos o la falta de ciertas comodidades.

· Aprovechar las condiciones atmosféricas adversas en beneficio pro­pio y no del enemigo.

CODIGO DEL SUPERVIVIENTE:

— Superar el pánico y el miedo. El miedo agudiza nuestros sentidos y nos templa para afrontar con éxito los peligros que nos amenazan. Pero ha de ser refrenado y debidamente canalizado para que no se transforme en pánico.

— Utilizar todas las fuerzas para sobrevivir. La idea de la muerte, cuan­do en una situación de supervivencia se está agotado por diferentes motivos, no parece en absoluto repulsiva, es más, se contempla como un descanso. Por eso, nuestra voluntad de vivir debe ser constante. 

— Pocas cosas salen bien si se hacen a la ligera. Cuanto más desesperada es una situación, más necesarias son la disciplina, el orden y el método. 

— Estimar el valor de las cosas. En una situación de supervivencia, NADA, por nimio o insignificante que nos parezca, debe desestimarse. Todo puede tener su utilidad en un momento determinado. 

— Recordar dónde se encuentra. Haciendo un recuento de los medios disponibles y de los peligros existentes, se podrá formar un plan a seguir, cuyo objetivo principal debe ser enlazar con las fuerzas propias. 

— Valorar la situación. Ocupar la mente de inmediato con un análisis de la situación y de las tareas que se imponen con mayor urgencia. 

— Improvisar. La imaginación es una fuente inagotable de recursos. La ausencia de medios debe ser un acicate, nunca un obstáculo insalvable. 

— Vivir como los nativos. Las costumbres de los habitantes de una determinada zona no son fruto del capricho o el azar, sino consecuencia de la adaptación del individuo al medio en el que vive. 

— Aprender. De todo y de todos, constantemente; de ello dependerá la vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario