Las zonas desérticas ocupan la quinta parte de la superficie de la Tierra. Sin embargo, en ellas ha habitado gente durante generaciones sucesivas, lo que indica que son regiones con mayores dificultades para sobrevivir que otras, pero que, indudablemente, ofrecen algunas posibilidades.
Las principales características de estas zonas, son:
— La escasez o falta total de agua y vegetación.
— La existencia de grandes zonas de arena.
— Gran calor diurno con un sol brillante, y bajas temperaturas nocturnas.
— Los fuertes vientos reinantes, con polvo y arena.
Hay que tener muy en cuenta que para sobrevivir en el desierto es necesario conocerlo, respetarlo y no temerlo.
ORIENTACION Y MOVIMIENTO
Todo lo relativo a "orientación" ha quedado expuesto en un post anterior especializado en este tema.
Referente al movimiento, éste nunca se iniciará sin saber a dónde se va y si hay posibilidad de llegar. Serán varias las dificultades que se le opongan: dunas, tormentas, nubes de arena, calor sofocante, e incluso la falta de recursos que se acrecienta por la escasez de agua.
Al emprender el movimiento habrá que procurar llevar la mayor cantidad posible de ésta, aun a costa de otros recursos.
Estas zonas, en general, ofrecen buena visibilidad a grandes distancias, siempre que la observación se haga de espaldas al sol. Las noches son normalmente claras; en ellas los vientos amainan, las calimas desaparecen, la temperatura desciende y la luz de la luna es mucho más brillante que en cualquier otro tipo de terreno, por lo que es aconsejable el movimiento nocturno.
Las elevadas temperaturas durante el día y la necesidad de agua limitan los desplazamientos a pie. La ausencia de puntos característicos de referencia, dificulta la apreciación de distancias.
Se debe ir bien calzado y tomar el camino más fácil, aunque sea el más largo; no se deben atravesar los obstáculos, sino bordearlos.
Si se está próximo a la costa, conviene dirigir la marcha hacia ella o a una ruta de paso conocida. Si existen pistas se utilizarán al máximo, ya que lo normal es que conduzcan a pozos o lugares habitados. En su defecto, es recomendable seguir el cauce de los arroyos, siempre que coincidan con la dirección general de marcha; muchas veces nos llevarán a la costa o a lugares habitados, aunque es posible que mueran en zonas arenosas o en cuencas cerradas.
Si el movimiento hay que realizarlo forzosamente por dunas, éstas no deben cruzarse en línea recta, sino por las partes bajas, atendiendo a no perder el rumbo. Conviene recordar que los cuernos de las dunas marcan la dirección de los vientos dominantes.
Caso de que durante la marcha sorprenda una tormenta de arena, se debe hacer alto cubriéndose lo mejor posible y esperar a que pase. Estas tormentas pueden durar desde unos minutos a muchas horas; con ellas es prácticamente imposible andar y casi seguro desorientarse.
Si se dispone de vehículo de transporte, hay que revisarlo cuidadosamente antes y durante la marcha. Debe estar adaptado a las necesidades (filtros de aire especiales, herramientas, piezas de recambio, etc.).
Antes de partir hay que comprobar cuidadosamente los recipientes que contienen agua, víveres y carburante.
En caso de avería, el abandono del vehículo es siempre una decisión tan grave que no debe adoptarse sin una profunda valoración de las posibilidades y la finalidad de la marcha.
El vehículo proporciona abrigo y sombra, da seguridad y tiene medios para facilitar su localización, por su parabrisas, espejos, e incluso su radio si dispone de ella; aparte de que es más fácil verlo desde tierra o aire.
La experiencia enseña que la mayoría de los rescates se han llevado a cabo cuando no se han abandonado los vehículos, y que los desaparecidos y muertos fueron los que se aventuraron a través del desierto.
EL AGUA
El desierto tiene poca agua y la mayor parte de las veces se trata de agua salobre y desagradable al gusto. Por mucho que se insista, nunca podrá acentuarse bastante su importancia.
Esta escasez exige una rígida disciplina, que no es fácil de cumplir, pues se choca con la psicosis de sentir más sed, sólo con pensar que está racionada. Será necesario establecer un sistema de racionamiento y unos horarios de distribución, realizando ésta bajo estrecha vigilancia.
No es fácil aventurar una cifra que exprese cuántos litros por hombre y día son necesarios, pues todo depende del calor, la zona, etc., aunque sí se puede tomar como base la de cuatro litros, con los que andando de noche y descansando de día se pueden recorrer unos treinta kilómetros; pero si se marcha de día, esos cuatro litros de agua no alcanzarán para más de quince kilómetros.
Siempre que el agua escasee se debe sorber de la cantimplora, humedeciendo la boca y la garganta. Se mantendrá todo el cuerpo cubierto de forma que las prendas queden holgadas para obtener un mayor frescor y una menor transpiración, evitando que el sudor se evapore rápidamente. Además, teniendo en cuenta que el sudor no sólo hace perder el agua del cuerpo, sino la sal del mismo, se ha de reponer ésta, bien en forma de comprimidos o bien bebiendo agua ligeramente salada, con sal gruesa de cocina.
Si se ha de andar, debe beberse toda el agua que no se pueda llevar encima, y con la que sobre mojarse las ropas. El primer día de marcha beber el mínimo posible, el cuerpo está consumiendo la almacenada. Después, racionarla de forma conveniente teniendo en cuenta que beber en exceso sólo sirve para desperdiciarla, ya que el cuerpo elimina el exceso en forma de orina y sudor.
Otras precauciones importantes, que no deben descuidarse, son las siguientes: cuanto más se mueva uno, más necesidad de agua se tendrá, por lo que el movimiento se debe restringir a lo imprescindible; estar a la sombra, y si se está bajo tienda, dejar que el aire circule por ella; si el calor es muy fuerte y sobra agua, un procedimiento de refrescarse es mojar una prenda de tela y ponerla entre el viento y nosotros; no sentarse o tumbarse directamente en el suelo, excavar unos 25 cm y la tierra no quemará.
Es fácil rebajar algunos grados el calor corporal introduciendo una mano en agua fría durante un rato, pues los dedos tienen muchos vasos sanguíneos y la sangre al circular por ellos se va refrigerando.
Si no se dispusiera de agua es necesario buscarla urgentemente, aunque encontrarla suele ser muy problemático. Se citan algunos indicios que conducen a ella:
- Indagar en los cauces secos, excavando en el punto más bajo de la parte exterior de una curva del cauce.
- Normalmente, en las pistas seguidas por las caravanas se encuentran pozos; purificar siempre el agua obtenida en estos lugares.
- La existencia de plantas en el desierto no indica que forzosamente tenga que encontrarse agua en las inmediaciones; pero los árboles que crecen en las hondonadas, en su mayoría tienen agua en sus raíces.
- Las bandadas de pájaros vuelan en círculo sobre los pozos de agua en zonas muy secas; los rastros de animales pueden conducir a un lugar donde haya agua.
Todo esto, como se puede apreciar, es muy relativo; lo que parece ser más seguro y siempre que el clima lo permita, es obtener el rocío con los sencillos sistema indicados en el subapartado Agua de esta web.
- No consumir bebidas alcohólicas, porque aceleran la deshidratación y la sensación de sequedad, y con ello la sed.
- El agua no potable se empleará para aseo, refrigeración y cocción de latas.
ALIMENTACION
El calor produce habitualmente una pérdida de apetito. Los alimentos ricos en proteínas aumentan el calor metabólico y la pérdida de agua. Si ésta es escasa, se ha de mantener la ingestión de alimentos a un nivel mínimo y comer los ricos en agua, como frutas y verduras.
- La comida se descompone rápidamente en el desierto y cualquier alimento envasado, una vez abierto, debe consumirse con rapidez, protegiéndolo de las moscas, muy abundantes en este medio.
- Plantas. Es probable que la vegetación, lejos de los oasis y los pozos, se limite a hierbajos y matorrales —incluso en el semidesierto—, algunos de los cuales son comestibles.
- Animales. A menudo los desiertos presentan una variedad de vida animal que se oculta debajo de la arena o en cualquier zona de sombra durante el día. Insectos, reptiles (lagartos y serpientes), roedores (liebres, ratas, etc.) y mamíferos especialmente adaptados, como hienas, perros, zorros, e incluso gacelas.
En general, los animales se verán al atardecer, tanto grandes como pequeños. Es de resaltar la existencia de animales venenosos, tales como escorpiones, tarántulas, escolopendras, serpientes, etc.
Hay que estar siempre dispuestos a procurarse alimentos naturales, reservando las raciones para caso de emergencia.
REFUGIOS Y FUEGO
Se debe construir un refugio para protegerse del sol y descansar a la sombra. También será necesario protegerse del viento y de las bajas temperaturas nocturnas.
- No permanecer en el interior de un vehículo metálico o de un avión, ya que se recalientan rápidamente. Se pueden usar para sustentar un refugio, aprovechar la zona de sombra debajo del ala y, naturalmente, para pasar la noche. Incluso pueden usarse los restos del aparato accidentado para construir la cubierta de un refugio excavado en la arena.
Muchas criaturas del desierto pasan el día debajo de la superficie, donde la temperatura diurna es más baja y la nocturna más alta que en el exterior. Se pueden aprovechar también la sombra que proyectan las rocas y las laderas de arroyos y cauces secos.
Si se emplean lonas hay que dejar flojos y sin sujetar los bordes inferiores durante el día para facilitar la circulación del aire, asegurándolos con piedras durante la noche.
- El fuego será necesario para calentarse por las noches y cocinar. Los matorrales del desierto son muy secos y arden con facilidad. Si la tierra es completamente estéril, el combustible del vehículo mezclado con arena arderá bien. Los excrementos de camello y otros animales, secos, también arden muy bien.
MEDIDAS PARA COOPERAR
AL PROPIO RESCATE
El mejor sistema para ser localizados es la emisora, que todos deben saber manejar, pues sería inconcebible que estando en buenas condiciones no se pueda hacer uso de ella porque haya sido baja su operador. Pero si ésta no funciona, se pueden usar otros procedimientos: espejos, botes de humo, candelas, pistola de señales, linternas, etc.
Otro sistema para obtener humo es encender trapos mojados en el aceite del motor, o bien, usar trozos de goma y aceite, con lo que se obtiene un humo negro y muy intenso, que será de mucha utilidad durante el día.
Si la batería del vehículo funciona, se pueden hacer señales con las luces. Todos los medios de circunstancias deben estar previamente preparados para que el que actúe de vigía pueda dar señal de alarma con tiempo para poner en práctica las señales mencionadas.
VESTUARIO Y EQUIPO
En el desierto las prendas deben ser flojas y ligeras. El cuerpo, la cabeza y la nuca deberán estar siempre cubiertos, toda vez que durante la noche la ropa proporcionará abrigo y durante el día controla la transpiración y protege de las quemaduras del sol.
Con cualquier trozo de tela se puede fabricar una siroquera; si no se dispone de gorro o cualquier prenda de cabeza, también se puede improvisar una especie de turbante como el que llevan los nativos.
La protección de los pies es importante; si es posible se deben conservar las botas; en caso contrario, improvisar unas sandalias de cualquier tipo, pero nunca andar descalzos.
Los calcetines ayudarán a mantener la arena fuera de las botas.
Para reducir el resplandor reflejado por la piel, los párpados inferiores se oscurecen con tizne del fuego. Caso de no disponer de gafas de sol se cubren los ojos con un trozo de tela para protegerlos de la luz y de la arena, practicando dos ranuras para poder ver.
Del equipo se cogerá lo imprescindible y se dejará lo innecesario, teniendo siempre presente que el peso aumenta el desgaste físico, con el consiguiente cansancio y necesidad de alimento y agua.
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